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Teoría del Hombre

Ensayo Marx. Verónica Marín Martínez

Verónica Marín Martínez 

Comenzaré este ensayo con una confesión. Es para mí un poco complicado sentarme a escribir acerca de un hombre al cual he criticado desde que supe que alguna vez existió. ¿Por qué se me dificulta? Porque aunque sé que en general me encuentro en desacuerdo con él las ideas que me vienen en este momento se contradicen con el discurso que suelo manejar cuando hablo del famoso Karl Marx. Sabiendo esto trataré en mi futuro escrito lograr explicar (al menos a mí misma) por qué el pensamiento de Marx produce en mí una contradicción. Para intentarlo comenzaré por aquello en lo que, en teoría, debe enfocarse este ensayo: “el concepto del hombre”

 ¿Concepto? Y eso se refiere a… ¿concepto como una definición del hombre, es decir algo a lo que el hombre pertenece? o ¿Concepto como opinión, es decir, algo que al hombre le pertenece?

 Cuando escuchamos una palabra inmediatamente nos viene a la cabeza una idea que asociamos (¿libremente?) a ella. Cuando escucho la palabra “Marx” la idea que se me viene a la mente es: Capitalismo/Comunismo. Ahora me pregunto, ¿cómo entran estos términos en el concepto del hombre? O ¿Cómo entran estos conceptos dentro del hombre?

 Cualquiera que me conoce un poco más de lo evidente sabe que defino mis ideas políticas como de derecha y hoy me encuentro escribiendo un ensayo sobre el probablemente mejor crítico del capitalismo y, sin embargo, aquél que proporcionó una solución que en mi opinión no soluciona nada.

 Creo que es totalmente válido (y probablemente hasta necesario) criticar a la sociedad o al sistema en el que se vive, y me parece admirable el pensamiento de Marx cuando nos invita a dejar de interpretar la historia y comenzar a transformarla (claro que como psicóloga considero que nuestra vida es, queramos o no, una continua transformación de la historia). 

 Si nos hemos convertido en seres enajenados y  la enajenación es una forma de vida pasiva hacia el mundo y hacia uno mismo, lo cual lleva a que el hombre acabe por someterse como esclavo es más que lógico que no estemos conformes.  Es por eso que  Marx nos invita a tomar un rol activo frente a nuestra propia vida, y cómo lograrlo, con el comunismo.

 Como bien sabemos, Marx es considerado un “maestro de la sospecha” puesto a que constantemente se estaba reformando, a él mismo y a sus ideas consigo. El Marx maduro o científico dirían algunos critica al capitalismo porque científicamente esta condenado a desaparecer. Pero en un principio, el Marx joven o humanista critica al capitalismo desde un sistema ideal, ético, distinto y superior a la realidad y su objetivo es la realización del hombre y la supresión de las desigualdades sociales. En esta crítica aparece un término que probablemente explique toda la crítica que se la hace al sistema Capitalista: la alienación.

 El vivir en un sistema el cual implica una competencia y, por ende una lucha de los unos con los otros genera que como seres humanos en busca de la supervivencia nos veamos forzados a alienarnos de aquello que producimos, es decir, el producto de nuestro trabajo es algo con lo que no nos sentimos identificados, y por lo mismo no le encontramos sentido. Sin embargo pareciera ser que bajo este sistema no existe otra opción. Pero, ¿será que la identificación es imposible en un sistema como el nuestro?

 En los “Manuscritos Económico-Filosóficos” Marx nos explica que el trabajador tiene la desgracia de ser un capital viviente y que el hombre sólo habrá de realizarse una vez que hayan quedado suprimidas todas las enajenaciones. No puedo negar que existe la enajenación en el sistema capitalista, pero creo que también sucedería en el comunismo.

 Seguramente es cierto el ejemplo que nos puso el profesor acerca del obrero de la Ford. ¿Acaso él se siente orgulloso e identificado cada vez que ve pasar a su lado un Ford Mustang? ¿Pensará: “ese es mi trabajo.” ?Seguramente no pero, ¿viviendo en un sistema comunista lo haría? Yo creo que sería exactamente lo mismo, igual se dedicaría a apretar tuercas y tuercas. La diferencia es que no podría decidir en qué gastarse los centavos que se ganó apretando esas tuercas.

 El capitalismo permite dos funciones básicas para nuestro desarrollo como personas: elegir y poseer. Cuando Marx habla de una alienación, se refiere a cómo un obrero no puede poseer lo que hace pero, ¿cómo puede el comunismo ser una solución si en él nadie posee nada? Probablemente en un sistema capitalista uno (o alguno) no se identifica con su producto de trabajo, pero te permite elegir y poseer aquello con lo que sí te identificas, tal vez no te identificas con el producto de tu trabajo pero trabajaste para conseguir aquello con lo que sí te identificas. Claro que es debido a ésto que la felicidad se ha convertido en un producto, es vendible pero, ¿acaso es comprable? En realidad creo que la felicidad no se encuentra en los productos que consumimos, o que nos la proporcione el sistema en el que vivimos (aunque probablemente sí nos la obstaculice).

 No estoy diciendo que el Capitalismo sea un sistema perfecto, por supuesto que no lo es. El capitalismo es el único sistema (al menos que yo conozco) en donde se puede cambiar de clase socio-económica. Esto en teoría suena hermoso porque sólo en este sistema un pobre puede volverse rico. Sin embargo, en práctica es mucho más común que suceda al revés.

 El capitalismo es, resume Marx, “la explotación del hombre por el hombre” Me encanta que el sujeto y el objeto sean el mismo, me hace pensar como psicóloga. Creo que la lucha de clases es un reflejo de la lucha que uno tiene consigo mismo. ¿Será que competimos con otros porque no nos atrevemos a competir con nosotros mismos? ¿No será la competencia parte de nuestra naturaleza como ser humanos?

 Termino ahora mi ensayo con más preguntas que respuestas. Creo que es importante que al pensar en filosofía tomemos en cuenta que todo filósofo es filósofo de su tiempo en su teoría del hombre y del mundo. Ahora me pregunto, ¿cuál es nuestra filosofía?

 En cuanto a mi discusión entre sistemas, cuál es mejor, cuál es peor, la única respuesta que me viene lo hace en forma de pregunta:

 ¿Existirá un sistema para el hombre? A veces siento que el hombre está diseñado para corromper al sistema. Tal vez lo que necesitamos es un hombre para el sistema, si es q éste existe.

 

Ensayos sobre Kierkegaard

Soy Miguel Angel Pérez Alvarez. En esta bitácora coloco los ensayos sobre los estadios estético, ético y religioso que han escrito los alumnos de Teoría del Hombre en la UCSJ en cada uno de los semestres en los que he impartido la materia. Sería interesante si lees algunos y escribes tus comentarios. Una revisión fresca sobre S. Kierkegaard. También encotrarás nuevos vínculos hacia blogs de estudiantes de Filosofía de la UCSJ y hacia sitios relacionados con la reacción al idealismo hegeliano.

Kierkegaard

Francisco Javier Martínez Ramírez 12 de abril 2005

Sören Kierkegaard publicó en 1945, bajo el pseudónimo de Hilarius Bogbinder, su escrito Estadios en el camino de la vida. En él describe los tres tipos de existencia que el hombre puede llevar: la estética, la ética y la religiosa.

Estadio estético: El esteta busca el placer y escapa del dolor. Por ello se apega al instante y corre detrás de lo que le promete más placer. Si en su camino se cruza con algo más prometedor, cambia de dirección y va tras ello. El esteta no se construye a sí mismo, se desarrolla por obra de la necesidad y no de la libertad, transformándose en lo que ya es. No tiene un proyecto a largo plazo. Un modelo de hombre estético es Don Juan, el "picaflor" que disfruta conquistando mujeres pero no contrae matrimonio, que rehuye el compromiso y sólo busca el placer. El Fausto de Gœthe es una versión más intelectual y refinada de hombre estético. Él disfruta el placer de las ideas: las estudia, las goza, pero no toma a ninguna por verdadera, ninguna de ellas se transforma para él en una verdad en pos de la cual deba comprometer su existencia. También él busca el placer y escapa del compromiso. Pero el ejemplo más extremo de esteta es El Judío Errante. Según una leyenda medieval, cuando Jesús iba camino del Calvario cayó frente a la casa de un zapatero de Jerusalén que de mala manera le dijo: «¡Anda!». Jesús respondió: «Tú también andarás hasta que yo vuelva.» Este judío aún vive y, como es un hombre estético, no disfruta de su longevidad. Está harto de todo, lo ha probado todo y ya nada llama su atención. Quiere morir, pero no puede. La vida del esteta lleva a la desesperación. Tarde o temprano se cansa de correr tras un placer que, cuando es alcanzado, se desvanece.

Estadio ético: El hombre ético vive la diferencia absoluta entre el bien y el mal. Ordena su vida al cumplimiento del deber, respetando la moral y renunciando a ser una excepción. No es, se hace con sus opciones libres, se construye, llega a ser algo nuevo. Tiene proyecto, respeta la palabra empeñada, toma decisiones. Opta, o lo uno o lo otro, y luego reafirma sus opciones en la repetición. Así el esposo, por ejemplo, no sólo elige su mujer en el momento de contraer matrimonio, sino que día a día repite esa opción, la confirma, viviendo en fidelidad a ella.

Estadio religioso: El hombre religioso por la fe cambia desesperación por esperanza y angustia por confianza en la providencia de Dios. Vive de cara a Dios. Ama a Dios y no quiere ofenderlo. Sabe que su deber absoluto no es obedecer a la ley sino obedecer a Dios. Si Dios le pide algo excepcional, incluso algo que contradiga la ley, algo que plantee una excepción a la norma general, él responde, aunque no llegue a entender por qué Dios le pide semejante cosa. El modelo de hombre de fe es Abraham, "El Padre de la Fe". Dios le pidió que sacrificara a su pequeño hijo, Isaac, y él, contra toda razón y contra su propia sensibilidad de padre, llevó al niño hasta el monte. Su caso fue el prototipo de la "suspensión teológica de la ley moral". El hombre religioso está — como dice san Pablo — por sobre la ley, pues obra por amor, no por deber u obligación.

“Kierkegaard”


Teoría del hombre en la reacción al pensamiento Kierkegaard
Profesor: Miguel Angel Pérez Álvarez
13 de Abril de 2005
Elizabeth Herrera Cadena


“Kierkegaard”

Kierkegaard en realidad no fue un filósofo, sin embargo, produjo lo que mucha gente espera de la de filosofía. No escribió acerca del mundo, sino acerca de la vida, cómo vivimos, cómo elegimos nuestra vida, y lo que significa estar vivo, “¿qué significa vivir estéticamente y vivir éticamente?”.

Kierkegaard sugiere que hay dos modos de vivir, el estético que es el mundo exterior y lo ético que es el mundo interior, cada individuo tiene la oportunidad de elegir, hacer su elección, el individuo debe aceptar la responsabilidad de su acción que caracterizará su existencia de la manera más fundamental.

La estética en un hombre es aquello por lo cual ese hombre es lo que es, la libertad que se tiene, cuanto mayor es la libertad, más grande es la falta.

La razón por la cual, el que vive estéticamente no puede explicar en un sentido superior, es que existe en el instante y siempre su saber es él. Los individuos que eligen el camino estético, esperan todo de afuera, ven por todas partes posibilidades para su porvenir, viven para sí mismos y para su placer, el que quiere gozar de la vida establece siempre una condición que se encuentra fuera del individuo, o bien en el individuo, pero independientemente de su voluntad, lo cual no significa que tengan una actitud vulgar ante la vida.
Al buscar nuestro propio placer, también buscamos el placer de otros, si pensamos a largo plazo. Se puede argumentar que el científico que dedica su vida de manera altruista a curar una penosa enfermedad, sacrificando en el proceso placeres personales, domésticos y sociales, está haciendo una vida estética, lo hace porque está disfrutando, con la investigación científica. El individuo que vive la vida estética no tiene control de su existencia. Se acepta a sí mismo como es. Vive para el instante, impulsado por el placer, y su vida puede ser contradictoria, por falta de estabilidad y certeza, lo conduce frecuentemente a la desesperación, “angustia” y la puede reprimir, o no hacer caso, o puede incluso olvidarse de ella. En otros casos puede llegar a creer que esta desesperación es el significado de su vida y se contentará perversamente.

El individuo que vive la vida ética se crea así mismo, trata de conocerse y modificarse por su propia elección. Le servirá de guía su autoconocimiento y su disposición a no aceptar simplemente lo que descubre sino tratar de mejorarlo, su fin es llegar a ser un “yo ideal”. Ya que al conocerse a sí mismo se hará necesariamente más sabio y optará por una vida “superior” que involucre un conjunto de normas éticas, que “exprese lo universal en su vida”. Cuando se crea uno mismo, es descubrir el “yo” auténtico, es la libertad, que también causa angustia. El individuo ético, ve tareas por todas partes, expresa la soberanía del individuo sobre sí mismo, esto da seguridad.

Kierkegaard hace la distinción entre lo estético y lo ético y llega a la conclusión que no se puede vivir una vida exclusivamente ética; siempre habrá un elemento “exterior” y accidental en nuestra vida. Aún cuando hayamos elegido lo ético, permanecerá necesariamente una parte de lo estético. La ética es lo que hace que el hombre devenga lo que deviene; por lo tanto no hace del hombre algo distinto de sí mismo; no aniquila lo estético, sino lo transfigura. Para que el hombre pueda vivir éticamente es necesario que tome consciencia de sí mismo.

La personalidad determinada no es espiritual, sino física, “hay un concepto de la vida, que la salud es lo más precioso, y la belleza es la cosa suprema, en el cual todo gira”

Kierkegaard veía a la religión como una auténtica locura, propia de santos y misántropos. Lanzó una revista llamada “El Momento”, en donde escribió atacando a la Iglesia llamándola Máquina y a uno de los obispos más respetados hipócrita mundano. Según él, “Toda la existencia humana se opone a Dios”. El individuo se “salva” de la locura y la desintegración porque su interioridad subjetiva está con Dios. Insistía en que es imposible comprender intelectualmente la existencia simplemente construyendo un vasto sistema alrededor. Tan pronto como se identifica la existencia con el pensamiento racional no hay lugar para la fe. El amor a Dios puede inducir al caballero de la fe a dar a su amor al prójimo la expresión contraria a la del deber, considerando desde el punto de vista ético, no podrá poner resistencia, para cumplir con dicho deber, pero si se resiste, “peca”.

Fuentes de Información:
· STRATHERN Paul, “Kierkegaard filósofos en 90 minutos”, 1era edición, octubre de 1999, Siglo XX1 de España Editores, S.A. Príncipe de Vergara, 78 . 28006 Madrid, pags.7, 39- 41,44- 46, 61,67-68, 72
· KIERKEGAARD Soren A. ,“Temor y Temblor”, 5ta edición, 2000 Distribuciones Fontamara, S.A. Impreso hecho en México. Pags.142
· KIERKEGAARD Soren, “Estética y Ética, en la Formación de la Personalidad” Segunda edición Editorial Nova Buenos Aires ( Copia de la biblioteca Central U.N.A.M)Pags.: 34- 38, 131-133

El hombre y la elección de la vida

Cynthia Pérez Rul García

Teoria del hombre

Pérez Álvarez Miguel Ángel

6º semestre Psicología

UCSJ

13/04/05



KIERKEGAARD



El hombre y la elección de la vida

En sus primeros trabajos, Kierkegaard dice que hay dos tipos de vida, que llama estético y ético. Más tarde, cuando Kierkegaard ha madurado su teoría, son tres los estadios fundamentales en el camino de la vida: las esferas de existencia que marcan un itinerario individual: el estético, el ético y el religioso.

Al estético, sin embargo, le da un significado diferente del que usualmente le damos, quiere decir lo inmediato y sensual que es el punto inicial de vida de todo hombre. Una vida basada en el plano estético lleva sólo a la desesperación. Porque según la opinión de Kierkegaard, el hombre lleva en sí algo más que no será satisfecho por una vida sensual. Este algo más es lo eterno. El hombre está hecho de partes diversas y opuestas. Él es una síntesis de cuerpo y espíritu, de temporal y eterno, de finito e infinito, de necesidad y libertad. Es característico del estético, sin embargo, que pone demasiado énfasis en una parte de la síntesis: lo corporal, lo temporal, lo finito y lo necesario. Sin embargo la otra parte no es por ello para nada menor y continuamente se hace sentir por la ansiedad.

El término que mejor describe este llamado del espíritu en el mundo sensual es la angustia. La angustia es una indicación de que el hombre tiene lo eterno en sí mismo. Sin lo eterno no habría angustia. Pero el hombre que ha sentido la angustia dentro suyo y que todavía persiste obstinadamente en tener una existencia en la esfera sensual, tenrminará en la desesperación.

Pero el hombre que a través del llamado de la desesperación ha sentido la ineficiencia de una vida en la esfera estética y en la desesperación, y no permanece allí, es suficientemente maduro para elegir algo más y entrar en la esfera ética. Esto es indicado por el hecho de que lo eterno ha afirmado su reclamo en el hombre quien no sólo lo acepta sino que cree en la posibilidad de realizar los reclamos éticos en lo temporal, en el mundo de los sentidos.

El esteta vive inmediatamente la relación con la vida como placer y como representación del placer. Su esfera es el juego, la imaginación y su vida es como un teatro. Kierkegaard representa al estético en los mitos literarios de Don Juan y Fausto y en el personaje del seductor Juan, que el filósofo crea fundiendo elementos de la propia experiencia autobiográfica.

Don Juan (de Mozart) representa el poder y el placer de la seducción inmediata, que alínea sus conquistas, una junto a la otra, como una sucesión indefinida de instantes, es la pura fuerza del eros.

Fausto, según la interpretación de Kierkegaard, encarna en cambio el jeugo del conocimiento, el pacto demoníaco con Mefistófeles obliga a Fausto a la búsqueda sin descanso del conocimiento absoluto y también a dudar de todo, a no poder detenerse frente a alguno.



También Fausto es seductor, pero de una sola mujer, Margarita, ya que en el poder aboluto sobre una mujer, que él conquista gracias a su superiordiad intelectual, él encuentra "un momento de presente", un "instante de reposo" frente a la nada que lo amenaza y que su escepticismo le propone continuamente.

Juan, finalmente, se coloca, en el arco de la seducción estética, en el polo puesto con respecto a Don Juan: su diario, El diario de un seductor, que hizo célebre a Kierkegaard, narra la trama sutil en la que él envuelve a la joven Cordelia para conquistarla y abandonarla después. La seducción deviene acá escritura, forma literaria. Juan no goza del poseer, sino de la representación de la conquista.

Evita la posesión porque el éxito de la seducción pone fin al placer, implica en cierto modo comprometerse con la realidad, mientras que lo que interesa es la idea, la imaginación. La categoría estética en la que vive Juan es una categoría de la reflexión porque en ésta el sujeto no está atento a los contenidos sino a los modos, no vive y no goza de las cosas sino de su anticipación y su recuerdo. Juan transforma su deseo y su seducción en una obra de arte. No satisfaciendo más que en idea, no traduciéndose nunca en la realidad, su deseo puede permanecer indefinidamente abierto.

Juan representa la vida estética en su grado más refinado y más alto. El esteta está privado de un contenido real, de la propia subjetividad: existe solamente en la imaginación porque no se ha elegido nunca a sí mismo en la realidad. Él vive en el horizonte de la posibilidad infinita sin concluir jamás el movimiento de la realización. Su personalidad está por eso dispersa en la multiplicidad, la unidad de su Yo es ilusoria y evanescente. No se revela nunca al mundo, no arroja nunca la máscara: se representa y se muestra como un enigma, del cual él mismo queda prisionero constantemente. Su vida está privada de duración porque se agota en la fijeza de los instantes que sucesivamente se van disipando. Él se queda en lo que ya es, sin poder devenir.

Así, la libertad pierde sentido, deja de ser libertad. Porque el ismple pensar me presenta varioas maneras de actuar. Una cosa es la reflexión sobre el actuar pero en sí misma la pura reflexión no es decidir. Abre sólo el abanico de posibilidades. El acto de elegir es optar por una posibilidad, corto de alguna manera la reflexión, rompo la cadena de la reflexión. La voluntad libre consiste precisamente en la elección y en la realización de lo elegido.

La vía estética de la vida es un hedonismo refinado, que consiste en una búsqueda de placer y el cultivo de la apariencia y las formalidades. El individuo que ha seguido la vía estética busca la variedad y la novedad en un esfuerzo por evitar el aburrimiento pero al fin tiene que enfrentarse a éste y a la desesperación.

El camino de la vida ética implica un intenso y apasionado compromiso con el deber y con obligaciones sociales y religiosas incondicionales. La vida ética está caracterizada por la seriedad y consistencia de las elecciones morales. Aún una persona virtuosa puede eventualmente cansarse de ser siempre dedicada y meticulosa. Mucha gente experimenta una suerte de reacción de fatiga en su vida. Algunos recaen en una vida reflexiva sobre su estadio estético. Pero otros hacen un nuevo salto hacia el estadio religioso.

En sus últimos trabajos, como Estudios en el camino de la vida (1845), Kierkegaard percibe en este sometimiento al deber una pérdida de responsabilidad individual y propone un tercer nivel, el religioso, en el que uno se somete a la voluntad de Dios, pero, al hacerlo, encuentra la auténtica libertad.





A continuación incluimos un cuadro sobre los tres estadios como síntesis del tema.





Estadios

Escalas en el ser personal

Características

Estético

Existencia

El hombre se conforma con una vida placentera exenta de dolor y de compromiso. La preocupación aquí es arrancarle a la existencia el máximo placer posible, aunque después desemboque en la nostalgia, la insatisfacción o el anhelo de vivir pasados goces. Lo bueno para el esteta es todo aquello que es bello, que satisface o que es agradable. Este hombre vive enteramente en el mundo de los sentidos y es un esclavo de sus propios deseos y estados anímicos.

Ético

Ser en sí

El hombre se afirma cada vez más en el amplio tejido de las relaciones humanas, el hombre descubre en sí mismo la verdad, que es la subjetividad. En este estadio se manifiesta el sentimiento de responsabilidad ante compromisos adoptados. El individuo se decide por el matrimonio, por una profesión o una actividad social, etcétera.

Religioso

Trascendencia

Éste es el estadio al que se llega mediante una relación subjetiva muy personal y auténtica con Dios por medio de la fe. Representa el paso definitivo que tiene que dar el hombre. Sólo si renuncia a sí mismo, para superar las limitaciones que la realidad le impone, accede a lo trascendente, a Dios y a la verdadera individualidad.

La persona es tal, piensa Kierkegaard, por estar delante de Dios, por ser existencia dialogada entre el yo humano y el Tú de Dios. El hombre es verdaderamente persona cualndo sale al encuentro de Dios, que es el Trascendente, el Tú. Sólo en referencia a Él puede hablarse del ser personal del hombre.

Vida Ética, Estética y Religiosa

Ruiz Chaparro Claudia Elvira
Teoría del Hombre (6to semestre)
Vida Ética, Estética y Religiosa


Kierkegaard a lo largo de su trabajo se preocupo por la existencia de los hombres, él habla de las decisiones personales como modo de crearse a uno mismo (idea que va encaminada a formar los ideales existencialistas), de modo que al final de la vida somos nosotros mismos los que nos hemos construido en una total libertad de la que nos debemos hacer cargo.
Este filosofo a través de sus escritos y de los personajes que crea, nos muestra tres tipos de existencia que son elegidos por los hombres; el modo ético, el estético y el religioso.
Comenzare a definir las características de cada tipo de vida:

Hombre Estético: vive en el instante y busca en todo momento conseguir el placer, lo bueno, lo fácil. Vive en el mundo de los sentidos y se convierte en un juguete de sus propios placeres y estados de ánimo. Se conforma con una vida placentera exenta de dolor y de compromiso. Su preocupación principal es arrancar el máximo de placer aunque después desemboque en la nostalgia, desesperación o el anhelo de vivir goces pasados.
Piensa que la libertad se encuentra en escoger el mayor placer; por lo que sus decisiones no tienen continuidad, no se compromete ni se responsabiliza. Frecuentemente los sentimientos y los impulsos lo llevan a satisfacer el placer del instante. Este tipo de hombre busca lo que le conviene. No tiene libertad de elegir ya que no sabe como hacerlo, y aunque elija desde lo superficial, en el fondo no ha elegido. Lo lamentable en la vida estética es que se pierde a sí mismo ya que no logra crearse a través de sus elecciones.
Su objetivo es conseguir el placer supremo y evitar el dolor; por lo tanto su valor principal es el placer; y carece de proyecto. La vida del esteta lleva a la desesperación ya que se cansa de ir corriendo tras los placeres y sobre todo de darse cuenta de que al tenerlos se desvanecen.

Hombre ético: Estos hombres se dan cuenta de que algo andaba mal en su vida y deciden cambiarlo, pero este cambio transfigura toda su vida, finalmente se responsabiliza de sus elecciones y actos; encuentra el equilibrio y tiende al matrimonio o por una profesión en la que trata de perfeccionarse; es feliz en su matrimonio y en su hogar. Este hombre vive la diferencia absoluta entre el bien y el mal. Ordena su vida al cumplimiento del deber, respetando la moral, es importante señalar que este hombre no es, sino que se hace con sus opciones y llega a ser algo nuevo. Estos hombres tienen proyectos y respetan sus decisiones y palabras. Su objetivo es hacer el bien y evitar el mal, su valor supremo es el deber; tienen proyectos estabilidad y continuidad, vive sujeto al deber y al cumplimiento de la moral; su objeto es conquistar la libertad en la existencia; intenta llegar a la realización humana en plenitud y pretende realizar el bien en esta existencia y caminar en la vida con equilibrio y armonía en su relación con uno mismo, con los demás, y con las cosas. Este hombre ha caído en la cuenta de que podemos elegir e inventar nuestra vida, y de que las personas adquieren existencia en la medida que va siendo el mismo por medio de la responsabilidad y de la elección; sabe elegir, sabe lo que implica tener claridad sobre la tarea y proyecto que uno mismo se ha encomendado, lleva las riendas de su existencia en sus manos, tiene claro hacia dónde camina en la vida, sabe quién es lo que quiere en la vida y lo que debe hacer para conseguirlo.

Hombre religioso: A este tipo se llega mediante una relación muy personal y auténtica con Dios, por medio de la fe. Trata de renunciar a cualquier cosa que le pida Dios, sigue la invitación divina que rompe con la existencia. El tiempo no significa para él continuidad, sino rupturas y saltos. Su objetivo es conquistar la libertad, que puede ser en alcanzada en su plenitud en esta vida o incluso en la eternidad. Puede elegir lo absurdo a los ojos de cualquiera, pareciera que se le invita a romper con esquemas humanos y éticos. Este apasionamiento existencial de sentirse llamado de lo alto le transforma la vida. Toda su existencia es alterada, por dentro y por fuera, para que su vida esté en conformidad con el bien supremo. Vive la negación de sí mismo como una forma esencial de relación con Dios; se reconoce pecador ante Dios y sabe sufrir, su sufrimiento no cesa, es diferente al de los hombres y parece ser feliz. Esta pasión de seguir la voluntad de Dios puede hacer que pierda toda continuidad consigo mismo y hacerse otro
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Los tres niveles de conciencia

Breneli Gálvez Orozco
Kierkegaard
Los tres niveles de conciencia


Según Kierkegaard en la vida hay tres clases de estadios:
Estadio Estético

Aunque estético provenga de la palabra griega aisthesis (sensibilidad), este estadio de la existencia no se encierra únicamente en lo que es la sensibilidad. En él, el ser humano se caracteriza por una existencia de pura espontaneidad, vida de sensaciones con lo que respecta al placer sensual y al erotismo, placer de la carne y valores de finitud y temporalidad, características opuestas a las del estadio ético y del religioso, que son auténticamente existenciales para Kierkegaard, ya que hay un verdadero ser humano, un individuo único, con libertad y trascendencia. Sin embargo, en el estadio estético hay una existencia inauténtica, representada por la finalidad inmediata del goce, por el instante fugaz, por el hacer y el quehacer extravertidos, por lo interesante y por lo indiferente.
Los mayores representantes de esta esfera serían: Don Juan, Fausto y el Judío Errante, a quienes Kierkegaard los llama "las tres grandes ideas" o "encarnaciones de la vida fuera de lo religioso en su triple dirección". La dirección de Don Juan sería el goce, la de Fausto la duda y la del Judío Errante sería la desesperación.
Podemos decir a grosso modo, que el estadio estético tiene por contenido lo finito o falsamente infinito, la fantasía, la impiedad, la falta de contenido. No obstante tiene un fondo camuflado de melancolía, duda, desencanto, inconsecuencia, monotonía y abatimiento; por consiguiente, pesimismo y el aburrimiento que se sigue de éste, acompañado de la angustia que conlleva la finitud, aunque ésta se haga consciente cuando asumimos nuestro estadio y estamos en proceso de cambio.

A pesar que en esta esfera se puede encontrar tanto la dicha como la desgracia, están bajo la idea de un destino fatal, donde sus héroes son trágicos (una vez que se dan cuenta de su inmediatez) y propagan la tragedia (por ejemplo, en las seducidas por Don Juan).
Las categorías que se escuchan en los estadios ético y religioso, como la libertad, el instante, la elección, la eternidad, en el estético se transforman en ecos, parodias o en algo engañoso. En la esfera estética los máximos extremos son la angustia y el odio del bien.

Estadio Ético
Se pasa del estético al ético por medio de la ironía. Un día llega a burlarse de sí mismo, es en ese momento cuando pasa al estadio ético.
Los hombres de esta fase se guían por el deber, según el bien y el mal, según la sociedad, según toda regla y ley.
Este hombre busca hacer el bien, por eso reflexiona, es un hombre justo, educado, equilibrado y racional.
El prototipo es el Gentleman, paga sus cuentas, educa a sus hijos, trata a todos bien, lleva una vida ordenada. El tiempo para él es historia (penetración intelectual de la temporalidad). El hombre tiene tiempo, y lo puede estructurar ya que lo entiende, racionalizamos el tiempo.

Estadio Religioso
Hay ciertas situaciones que el Gentleman no entiende, se siente pequeño, por ejemplo frente a la muerte. La razón es por que el Gentleman no tiene fe, racionaliza todo y no entiende la razón de la muerte o simplemente su finalidad.
Toda su razón no alcanza, a eso se lo llama humor. Este estado prepara al hombre para el salto al estadio religioso.
Aquí el hombre vive exclusivamente de la fe y por la fe, esto implica muchas veces no entender pero confiar y saltar. El salto no termina en un vacío, sino que implica una confianza verdadera hacia Dios el cual nos hace recorrer la vida a su lado.
En este estadio el prototipo esta representado por Abraham. Dios le pide a el que deje todo y que confíe, que tenga fe y que espere. Dios le ha prometido una descendencia mayor a la cantidad de estrellas
Soren dice que el Gentleman corre el peligro de creerse autosuficiente, entonces la razón tal vez anularía sus sentimientos.
Además, lo único que individualiza al hombre es el pecado y el mal.

La vida estética, ética y religiosa desde Kierkegaard

Berenice Moedano Bailón
6° semestre de Psicología
La vida estética, ética y religiosa desde Kierkegaard


Kierkegaard habla de la existencia, de la angustia, del vértigo, de la libertad y de la desesperación. En sus primeros trabajos dice que hay dos tipos de vida, que llama estético y ético. Mas tarde menciona que son tres los estadios fundamentales en el camino de la vida: el estético, el ético y el religioso.
El punto vista estético (existencia), quiere decir lo inmediato y sensual que es el punto inicial de vida de todo hombre. Una vida basada en el plano estético lleva sólo a la desesperación (es el estado propio de quien ya no esperaba nada pero no sabe otra cosa que esperar. La desesperación pone en juego a la persona toda y no solo a su inteligencia).
El espíritu en el mundo sensual es la angustia (este concepto se ocupa de la sexualidad, tomada como elemento constituyente en el concepto del pecado original) este es una indicación de que el hombre tiene lo eterno en si mismo. El hombre no es consiente de la culpa porque peca, sino que peca porque es conciente de la “culpa”.

El esteta vive la relación con la vida como placer y como representación del pacer. Su esfera es el juego, la imaginación y su vida es como el teatro. Kierkegaard representa al estético en los mitos literarios de Don Juan y Fausto y en el personaje del seductor Juan. Este hombre vive en el mundo de los sentidos y es un esclavo de sus propios deseos y estados anímicos.
Don Juan representa el poder y el placer de la seducción inmediata, es la pura fuerza de eros.
Fausto encarna en el cambio del juego del conocimiento, el pacto demoníaco con Mefistófeles obliga a Fausto a la búsqueda sin descanso sin descanso del conocimiento absoluto y también a dudar todo. Fausto es seductor, pero de una sola mujer.
Juan se coloca en el arco de la seducción estética. Kierkegaard narra la trama sutil en la que él envuelve a la joven Cordelia para conquistarla y abandonarla después. Juan no goza del poseer, sino de la representación de la conquista.
La categoría estética en la que vive Juan es una categoría de reflexión por que no está atento a los contenidos sino a los modos, no vive y no goza de las cosas sino de su anticipación.
El hombre que, a través de la voz de la angustia, se ha dado cuenta de la ineficiencia de la esfera estética y sensual, ha alcanzado la madurez para elegir algo más alto, el hombre ético ha descubierto qué poco puede lograr por sus propios esfuerzos. Está basada en este reconocimiento de la ineficiencia del esfuerzo humano.
El camino de la vida ética (ser en sí) implica un intenso y apasionado compromiso con el deber y con obligaciones sociales y religiosas incondicionales. La vida ética está caracterizada por la seriedad y consistencia de las elecciones morales. El hombre afirma cada vez más en el amplio tejido de las relaciones humanas. En este estadio se manifiesta el sentimiento de responsabilidad ante los compromisos adoptados. El individuo se decide por el matrimonio.
Una pérdida de responsabilidad individual y propone un tercer nivel, el religioso (trascendencia), en el que uno se somete a la voluntad de Dios, pero, al hacerlo, encuentra la autentica libertad. Esté es el estadio al que se llega mediante una relación subjetiva muy personal y auténtica con Dios por medio de la fe.
El camino es irreversible, no se puede retornar a un estadio anterior. Quien ha pasado el estadio estético al ético, no volverá jamás a recuperar la ingenuidad del esteta y, si actúa mal, ya no será un “pícaro” sino un pecador.